Destino vestida para el mal |
Pero no nuestra querida Irene Adler, que se atreve con un fondo de armario digno de la propia tía May. Eso sí, tiene uno de los mejores pares de piernas de la historia del cómic. Si Tina Turner podía lucir palmito a sus sesenta y muchos, ella también. Porque Destino es un personaje único en el mundo de la historieta. Y es que, además de ser una ancianita adorable, es ciega. No recuerdo a otro personaje que sea ciego aparte de ella, Daredevil y Vendas.
¿Que te parece poco? Pues la encantadora ancianita ciega, en realidad, es una villana, una terrorista fría y calculadora capaz de poner en pie la segunda encarnación de la Hermandad de Mutantes Diabólicos. Pero que el nombre de la organización no te distraiga. Irene no es una sicaria del demonio obsesionada por conquistar el mundo. Por suerte, fue creada por Claremont y eso le permitió combinar su deleznable moral con una personalidad realista. Por eso, la buena de Destino puede odiar, amar, perdonar, traicionar... lo que viene siendo una persona normal, vamos.
El traje tampoco es que tenga desperdicio. Para ser una anciana va bastante destapadita. Y, como complementos ideales, una enorme capa (que da mucha presencia), una máscara dorada (que queda muy enigmático y le va al nombre) y un... algo que le hace la cabeza grande (fantástico para defenderte a cabezazos).
Irene con su ropa de calle |
Y la última razón por la que Irene es alguien importante (aparte de por llevar el nombre de la única mujer que amó Sherlock Holmes) es por su muerte. Primero porque la mató Legión, el hijo de Xavier. Segundo, porque eso cambió el porvenir de Mística y truncó su rehabilitación. Tercero, porque ella misma la había predicho con sus poderes de adivinación. Y, por último, porque es uno de esos personajes que han conservado su estatus de "muerto". Vale, la resucitaron en "Necrosha", pero fue temporal. Después, regresó a su tumba. Y es una pena, porque es uno de esos personajes que merecen la pena.
No me hubiera importado que hubiera regresado de entre los fallecidos a cambio de unos cuantos panolis que, por desgracia, sí que lo hicieron. Destinados saludos.
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