
Cisma llegó como una forma de relanzar las ventas y ordenar un poco la franquicia creando dos bandos enfrentados: El de la Escuela Jean Grey capitaneado por Lobezno y el de Utopía, que dirigía Cíclope. La historia de la división no tenía demasiada lógica (¿Lobezno preocupándose por los niños?) y la serie que lo explicaba era más bien floja, pero sirvió para dar cierta variedad a los protagonistas y que Cíclo, Emma y Lobi dejaran de salir en todas y cada una de las series.

Todo lo contrario ocurrió con su rival “Imposible Patrulla X”, que fue toda una sorpresa. La serie por la que nadie daba un duro por no tener a Lobezno superó sin problemas a "Lobezno y la Patrulla X". Bueno, a ella y al resto de colecciones de Marvel porque, por fin, después de años de decandencia, Patrulla X volvió a ser la serie más vendida de la editorial.

Los premios a los autores fueron diversos. Los que mejor parados salieron fueron Peter David (al que le permitieron seguir con su X-Factor) y Brian Wood (que en recompensa por salvar “X-Men” de la quema le concedieron el control de la primera alineación enteramente femenina de la historia mutante). Gillen y Aaron acabaron peor. Al primero le relegaron a productos marginales como Jóvenes Vengadores o Viaje al Misterio (y lo hizo estupendamente, por cierto). Y el segundo tuvo que ver cómo su serie pasaba de ser la cabecera de la Escuela a convertirse en una mera secundaria por debajo del mega-lanzamiento del momento: “Nueva Patrulla X”.
Al frente de los dos bandos (en Imposible y Nueva) se puso a Brian Michael Bendis (el guionista que había devuelto la gloria a los Vengadores y uno de los mueven los hilos en la editorial) a pesar de no haberse leído un cómic de X-Men en su vida. Se convirtió así en el todopoderoso nuevo Patriarca Mutante, como ya lo fuera Chris Claremont en el siglo XX, con toda la franquicia bajo su mando.
Y bueno, por hoy está bien que parece que me pagan por cada palabra que escribo. Actualizados saludos a todos.
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