Algunos personajes triunfan desde el primer momento y parece que cualquier cosa que se haga con ellos saldrá bien. Pero no todo el mundo puede ser Batman y hay veces que la editorial se ve obligada a forzar un poco las cosas para hacer que sus criaturas alcancen el estrellato. A veces es fácil y, otras, un poquito (o un muchito) más complicado. El caso de Laura Kinney, la clon de Lobezno más conocida como X-23, es de las a segundas.
La chica nació en la televisión, en concreto para la serie animada X-Men: Evolution. El programa no tuvo demasiado éxito, pero Laura causó un gran impacto entre los fans, encantados con esta versión juvenil y femenina de Lobezno que tenía garras también en los pies. Y al igual que otras grandes creaciones de la pequeña pantalla como Harley Quinn o Estrella de Fuego, no tardó en dar el salto al mundo del cómic. Su primera oportunidad en papel sería en la miniserie NYX, que se adentraba en la vida de algunos mutantes que no vivían la vida de aventuras de la Patrulla X, sino que tenían que lidiar con sus poderes en el día a día o, como en el caso de Laura, usarlos en el trabajo (sí, un trabajo que requiere garras afiladas y poca ropa).
Con su aire de cómic independiente, NYX cosechó muy buenas críticas, así que Marvel decidió que era el momento de que su chica con garras se dejara los cómics de culto y ascendiera de categoría. Y no se andaron con chiquitas en la editorial pues, en lugar de presentarla en un título como Nuevos Mutantes, se decidió que entraría a formar parte de la Patrulla X coinci-diendo con el segundo regreso (mucho menos esperado que el primero) a la cabecera mutante. Desgraciadamente los eventos de Dinastía de M y el Día M removieron por completo el universo X y su persona acabó perdida entra las muchedumbres de mutantes en extinción, ex-mutantes, pseudo-ex-mutantes y ex-ex-mutantes.
Cualquiera hubiera caído en el olvido (Ave de Trueno III, por poner un ejemplo), pero la editorial no parecía dispuesta a dejar que eso le sucediera a Laura. Así que la convirtió en la protagonista de New X-Men: Acade-mia X, su nuevo intento de serie juvenil mutante que seguía la estela del New X-Men de Grant Morrison. Las ventas no acompañaron, pero aun así logró durar 46 números. Tras la saga Com-plejo Mesías, la serie fue cancelada y relanzada como Jóvenes X-Men, pero X-23 ya no estaría en esa etapa. Le esperaban metas mayores. Porque Marvel no estaba dispuesta a que se perdiera el evento mutante de esa temporada: el relanzamiento de X-Force. El título por antonomasia de los 90 volvió con una original propuesta gráfica, una alineación renovada (salvo por Sendero de Guerra, que fue miembro del X-Force original) y mucha más violencia. Pero nada dura para siempre y el tiempo de Laura en el equipo se acabó cuando, a pesar del amor que le tienen, se convirtió en un estorbo para los planes de la editorial.
Y, de momento, lo dejamos por hoy. El lunes que viene, más cosas sobre X-23. Superestrellados saludos a todos.
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