En 1982, en el número 160 de Uncanny X-Men (Patrulla X 17 en España), se contaba una historia muy diferente a las que los lectores del grupo mutantes estaban acostumbrados. El guionista Chris Claremont ya había roto los esquemas tradicionales de la colección al mandar a los hombres X al espacio o al enfrentarles a Drácula. Pero la ciencia-ficción y el terror no iban a ser los únicos géneros que el Patriarca Mutante incorporaría a la serie. Quedaba otro de los grandes de los cómics clásicos: el mágico. Y no lo haría de cualquier manera, sino con un argumento muy sugerente que tendría múltiples consecuencias en la serie.
La historia cuando Illyana Rasputín, la hermana pequeña de Coloso, era atraída hasta un misterioso templo por un oscuro personaje. Kitty Pryde la seguiría y, poco después el resto de la Patrulla. Todos acabarían dispersos por el extraño Limbo. Un lugar al margen de las leyes del tiempo y el espacio regido por Belasco (nada que ver con Concha Velasco), un malvado demonio que quería hacer de Illyana su aprendiz.
Y claro, con tanto misticismo dimensional fuera del normal desarrollo de la física convencional lo que menos debería sorprender es que el sitio esté plagado de círculos luminoso teleportadores o que el primer ser vivo que Kitty encuentra sea una versión retorcida y malévola de Rondador Nocturno, fiel servidor del amo del lugar. Pero no es la única versión alterada de ellos mismos que la patrulla encuentra en el Limbo: el cadáver de acero orgánico de otro Coloso yace en sus pasillos tras haber sido asesinado por el demonio púrpura S'ym y los huesos descarnados de un Lobezno descansan en el salón del propio Belasco. Sólo la versión de Tormenta ha sobrevivido y se ha convertido en una poderosa hechicera. Gracias a ella podrán recomponer a Kitty (a la que Belasco había sacado mágicamente el esqueleto) y escapar de los demonios. Pero en la huída a través de uno de los círculos teleportadores Illyana se suelta de la mano de Kitty durante un segundo. Cuando logra volver a agarrarla, la niña de 6 años se ha convertido en una joven de 13. Pero eso no era lo único que había cambiado en la pequeña Illyana Rasputín en los siete años que pasó en el Limbo. Belasco le había regalado un medallón en el que cinco piedras sangrientas debían aparecer para darle poder. En ese momento, en el medallón ya hay tres de esas gemas escarlatas creadas a partir del alma de la niña. Un símbolo de la corrupción que ha sufrido y del nivel que adquirido en la magia.
Tras esta aventura, Illyana adquirirá una importancia increíble en el universo mutantes. Su personalidad cambiante, el conflicto con su lado oscuro y su moral ambigua la convirtieron en un personaje bastante complejo. Una chica que podía ser la mejor amiga de Kitty Pryde, la amable hermana de Coloso, la regente del Limbo, la demoniaca Niña Oscura o la eterna candidata a traidora de los Nuevos Mutantes. Una mezcla curiosa para una de las pocas mutantes que, además de contar con los poderes propios de su gen X (teletransportación en este caso), también disponía de habilidades místicas (manifestadas en la forma de la espada-alma). Esas habilidades mágicas y su relación con el Limbo serían uno de los pilares de una de las grandes sagas de la franquicia: Inferno. Pero eso será otro día. Saltosytunelados saludos a todos.
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