
En primer lugar, Magik le revelaría a su hermano Coloso que había podido liberarle de la influencia de Cytorak en cualquier momento con su espada-alma, pero le

Pero es la segunda historia la que convierte a este cómic en un auténtico "Pequeño Gran Momento" y en uno de los tebeos más originales de los últimos años. Mientras se incrementa la ferocidad de la batalla de los Vengadores y la Patrulla X contra los dos Fénix restantes, Scott y Emma aprovechan para tener una cena íntima en el interior de sus mentes. El menú es especial: el recuerdo de un bistec que un mendigo robó en París regado con la rememoración de la sangre humana que Emma extrajo del cerebro de un asesino en serie caníbal. A ninguno de los dos parece importarles demasiado haber llegado a ese nivel de deshumanización y casi no pueden encontrar razones lógicas para no arrasar el planeta por completo (de hecho, es la opción preferida por la antigua Reina Blanca). Pero a Scott sí debían quedarle algunos sentimientos, pues no se toma nada bien que su novia le confiese que no pudo evitar tener una aventura mental con Namor y se ofrezca a compartir el sueño de su piel.

Este brindis no sólo transformaría a Scott en Fénix Oscuro y provocaría todo lo que eso trajo consigo (muerte de Xavier, Hope, no más Fénix, Cíclope detenido, poderes rotos...). Con él, también, se pondría punto y final a la pareja que ha dominado (primero como codirectores de la escuela y, más tarde, como amantes) los destinos de los mutantes en la última década. Este capítulo también sirvió como despedida de la etapa de Kieron Gillen (que sería relevado tres números más tarde por Brian Michael Bendis), el escritor que con sus originales planteamientos conseguiría que una Patrulla X volviera a ocupar el número 1 de ventas de la editorial. Y, por primera vez en la historia… ¡sin Lobezno! Cenados saludos a todos.
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