Los dibujantes que habían dominado la franquicia se marcharon solo 1 años después de su asalto al poder absoluto mutante para fundar su propia editorial: Image, un compendio de los talentos más pujantes de la época en un sello que encarnaba como ninguna otra la filosofía de los cómics de los 90, con un grafismo que hacía justicia a sus artistas y sin todas esas tontería que acumulaban las series tradicionales en sus largos pasados. Allí no encontrarías perros que hablaban o gente que resucitaba una y otra vez. Solo una sucesión de cuerpos imposibles, pechos abundantes, uniformes bastante escasos, explosiones espectaculares, armas de todos los tamaños y hostias para aburrir. Argumentos fáciles, acción trepidante, un color impresionante y los mejores dibujantes del momento. Era el cóctel perfecto para cualquier adolescente y, como ellos eran los principales consumidores de cómic, Image arrasó en ventas.
En Marvel, en cambio, las cosas no iban tan bien. La escasa originalidad de muchos de los conceptos de Image (WildCats de Jim Lee no era más que otra Patrulla X y Liefeld era incapaz de dejar de plagiar sus propios argumentos y diseños de X-Force para trasplantarlos a Youngblood) había conseguido retener a buena parte de los lectores, pero la bajada era evidente. Pero lo peor de todo era que se habían quedado en pelotas. Habían despedido a Claremont (después de dirigir la Patrulla X durante 15 y convertirla en el mayor éxito del cómic mundial) para darle el control a los dibujantes estrellas y sus aires renovadores. Y, un año más tarde, no les quedaba nadie de renombre. Por no poder, ni siquiera podían volver a traer de vuelta a Claremont, que había decidido colaborar en Image. Los únicos guionistas con cierto nivel eran Peter David en X-Factor y Alan Davis en Excálibur pero, como ya dije en otra entrada, no tardarían mucho en echarlos o hacer que se fueran.
Pero, por suerte (para la editorial, no tanto para los lectores), allí estaban Scott Lodbell y Fabian Nicieza, nuevos encargados de Patrulla y X-Force (respecivamente) que consiguieron armar un crossover que se adaptaba a los gustos de los jóvenes recogiendo toda la hiperviolencia necesaria y, de paso, unificando la franquicia más de lo que nunca había estado. Así nació X-Force y comenzó otra última edad de oro del siglo XX para los mutantes.
Y eso es todo por hoy. Noventados saludos.
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