Inferno es, junto con "la Saga de Fénix Oscura" y "Días del Futuro Pasado", uno de los eventos más recordados y famosos de la historia de los mutantes. Parte de su éxito se debe a que este fue el último gran crossover dirigido por Chris Claremont (Patriarca Mutante y guionista de cabecera de la Patrulla X durante más de 20 años) y supone el inicio del fin de los fabulosos años 80 mutantes.
El crossover se editó en 1989, pero su historia se empezó a fraguar mucho antes. Desde el momento en que la editorial resucitó a Jean Grey y Chris Claremont llegó a la conclusión de que sólo había sitio para una pelirroja en el universo mutante. Y en el corazón de Cíclope. Pero, como no podía ser de otra manera, iba a ser una despedida a lo grande. Tan grande que se desarrollaría en Patrulla X, Factor X, Nuevos Mutantes y X-Terminadores (esta última creada para el evento y que contaba las aventuras de los jóvenes mutantes que Factor X había reclutado: Ríctor, Bum-Bum, Rusty, Desliza, Artie, Sangui y Taki) y sus efectos se extendieron a cualquier colección que se desarrollara en Nueva York tal como Spiderman, Daredevil o Power Pack.
La historia comenzaba con N'Astirh y S'Ym, demonios del Limbo y antiguos servidores de Illyana Rasputín (también conocida como Magik) que llevaban mucho tiempo planeando la toma de control de su mundo y la invasión de la Tierra. Incluso se habían transformado en seres tecno-orgánicos tras
infectarse a propósito con el virus del transmodo que transmitía el extraterrestre (y miembros de los Nuevos Mutantes) Warlock. En ese punto estaban cuando N'Astirh engañó a Illyana para que abriera uno de sus discos teleportadores a la Tierra. Pero este no sería un portal de transporte normal pues usando a 10 bebés mutantes a modo de pentagrama, este no se podría cerrar. Y a través de él se empezarían a filtrar las energías malignas que irían transmutanto el mundo real en sus versiones
demoniacas.
Sin embargo esto no era suficiente para sus propósitos. N'Astirh y S'ym pretendían que el Limbo se fusionara con la Tierra y para eso necesitaban el sacrificio de los bebés mutantes. La encargada de hacerlo sería Madelyne Pryor, a pesar de que su propio hijo Nathan (el futuro Cable) se encontrara entre los elegidos. O, mejor dicho, porque su hijo se encontraba entre ellos, porque la pelirroja había sufrido un proceso de perversión que tenía planeado sacrificar a su retoño para vengarse de su marido Cíclope. Y es que ya quedaba poco de la simpática piloto de aviones. Ahora ella era la Reina Duende, una poderosa y vengativa villana que odiaba con toda su alma a Scott Summers. Este sentimiento el de odio a Scott, no las ganas de matar niños) era compartido por Alex el hermano siempre díscolo de Cíclope que se encontraba bastante solo después de que a su eterna compañera Polaris la poseyera el Merodeador conocido por Malicia. Y así nació una de las parejas más extrañas, atormentadas y efímeras de la historia del universo mutante.
Bueno, termino aquí, que me enrollo como las persianas. Mañana, el final y las consecuencias de este evento. Infernales saludos a todos.
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