Ya hablé de ello en el primer artículo de Culebrones Mutantes dedicado a la familia Summers, pero es que es una cagada tan grande, pero taaaaaaaaan enormemente grande, que se merece un artículo para ella sola. Sigamos donde lo habíamos dejado en el Grandes Cagadas anterior: Jean ha aparecido viva (que no resucitado) y Marvel se muere por hacer una colección con los cinco mutantes originales. La Bestia, Ángel y el Hombre de Hielo estaban en los Defensores, nada que no se pudiera terminar con una rápida cancelación. Sin embargo, Scott Summers (también conocido como Cíclope) era otro cantar.
A diferencia de sus excompañeros, cuya presencia en los cómics mutantes era bastante casual y solían pulular por otros grupos de poca monta (Cam-peones, Defensores, Vengadores), Cíclope había permanecido de forma oficial en la Patrulla e incluso después de retirarse como superhéroe, su persona seguía apareciendo en los cómics. Desde un principio, el guionista Chris Claremont había previsto jubilar a los miembros originales de los X-Men, pero a Scott le costaba soltarle. Su encuentro con Magneto en el Triángulo de las Bermudas, su romance con Lee Forrester, la aparición de Madelyne Pryor con su parecido con Jean, la aparente resurrección de Fénix, la relación con su hermano Kaos, el descubrimiento de que Corsario (el capitán de los Saqueadores Espaciales) era su padre, su boda con Maddie, el nacimiento de su hijo, la lucha con Tormenta por el liderazgo del grupo... a Scott no paraban de sucederle cosas desde que decidiera colgar el uniforme tras la muerte de Fénix.
En el momento en que los 4F descubrían el cuerpo de Jean, Cíclope se encontraba en Alaska, en su enésimo intento de retiro, con su esposa y su hijo Nathan (luego Cable). No parecía muy lógico que un personaje tan responsable fuera a dejar a su mujer y su primogénito para correr al lado de su antiguo amor. Pero ¿a quién le importa la lógica si hay una colección que sacar? Pues dicho y hecho. Una llamada del Ángel y Scott... ¡¡¡abandona sin dar explicaciones a su familia para unirse a Factor-X, babear por Jean, rememorar el polvo que echó con Fénix en el desierto y cazar mutantes!!! Tócate las narices. Claro, con eso en mente, luego nadie puede sorprenderse de que Maddie acabase volviéndose mala y se liándose con su cuñado Kaos. Vale, lo de tratar de matar a su hijo no tiene defensa posible, pero tampoco es que Cíclope pudiera presumir de ser el padre del año.
Este despropósito se podría haber solucionado de una forma muy simple: metiendo a Maddie en Factor X y dejando a Jean muerta. Después de todo, Maddie no es la mascota de esta página por nada. La chica era piloto, había participado en algunas aventuras junto a los X-Men y hasta había tenido poderes durante las primeras Guerras Asgardianas (cortesía de Loki). Con esos antecedentes, hubiera sido fácil meterla en el grupo, más aun si se tiene en cuenta que Tormenta llevaba varios años sin poderes y lideraba la Patrulla X. Pero claro, traer a Jean de vuelta tenía más morbo. Y el morbo vende más que la lógica.
Por suerte, Claremont no es de los que se quejan mucho (al contrario que Byrne) y decidió usar a la pelirroja descartada para articular una serie de historias a su alrededor que dirigirían a la Patrulla X durante los 3 años siguientes y darían lugar a la gran cadena de crossovers de Claremont, de la Masacre Mutante a Inferno. Durante esta última saga sería donde por fin Maddie adquiriría poderes y liberaría toda la rabia acumulada que tenía contra Scott (y contra Jean) tratando de traer el Limbo a la Tierra.
Y por hoy, nada más. Grancagados saludos a todos